El dispositivo más común para calmar el tráfico son los Speed Bumps. Los badenes, las lomas, los policías durmientes… como quiera llamarlos, la mayoría de la gente está muy familiarizada con ellos. La mayoría de nosotros reducimos la velocidad a regañadientes cuando los vemos, lo cual, por supuesto, es el objetivo. Algunos de nosotros probablemente pasamos por encima de ellos demasiado rápido, y a casi todo el mundo le desagradan.
Sorprendentemente, el badén es casi tan antiguo como el propio coche: el primero del mundo se instaló en Estados Unidos en 1906, mientras que los primeros badenes del Reino Unido fueron introducidos en la década de 1970 por el gobierno de Wilson. Hoy en día hay unos 500.000 badenes de distintos tamaños en todo el Reino Unido.
Las ventajas de los badenes son evidentes. Si se utilizan correctamente, están pensados para reducir la velocidad de los vehículos y provocar potencialmente menos accidentes. A pesar de ello, hay varias afirmaciones de que en realidad causan más accidentes, además de ser perjudiciales para los vehículos y las personas y provocar una mayor contaminación.
Muchos conductores afirman que están tan preocupados por tener que reducir la velocidad en los badenes que se distraen hasta el punto de no ver a otros vehículos o peatones. Sin embargo, la ROSPA (Real Sociedad para la Prevención de Accidentes) señala que, por término medio, 1 de cada 10 peatones morirá si es atropellado por un vehículo que va a 20 mph, frente a 9 de cada 10 que mueren si es atropellado a 40 mph.
Y si no se reduce la velocidad a tiempo, pasar por un badén puede ser incómodo, si no peligroso: los conductores de autobuses han presentado demandas por lesiones en la espalda al intentar pasar por los badenes de la ciudad.
También hay pruebas de que los coches, camiones y otros vehículos pueden resultar dañados por los badenes. Los coches deportivos y otros vehículos de baja altura pueden sufrir daños fácilmente, incluso si pasan por encima de ellos a la velocidad reducida recomendada.
Muchos camioneros, en particular, se quejan de los daños sufridos por sus vehículos. Se han dado numerosos casos de cargas dañadas, o que se han salido por completo de la parte trasera del camión. Los expertos también señalan que un camión que reduce la velocidad en un badén y acelera después, hace más ruido, consume más gasolina y contamina más.