Los topes de estacionamiento normalmente se compran a pares, ya que resulta que la mejor forma de controlar el aparcamiento en una plaza de garaje con el espacio limitado por “obstáculos” tales como muros o columnas es tener dos topes que frenen las ruedas cuando uno se acerca al límite de su aparcamiento, pudiendo estacionar en cuestión de segundos sin necesariamente tener que ir dando acelerones hasta tocar el muro con el consecuente daño que ello va provocando poco a poco en la pintura del coche.
Y es que la instalación de estos tope no es una excusa para aquellos que se lamentan de lo difícil que les resulta aparcar su coche, ya que con la ayuda de un amigo en una mañana uno puede tener su tope instalado de por vida sin necesidad de mantenimiento alguno ya que los topes de estacionamiento de calidad pueden aguantar el paso de los años manteniendo su color reflectante original y soportando los problemas típicos de un garaje tales como por ejemplo las manchas de aceite que en ocasiones crean los coches.
Y es que al fin y al cabo no hay nada mejor que tener un tope que indique cuándo se ha de pisar el freno, sin necesidad de tener a alguien haciendo indicaciones que en muchas ocasiones son bastante incorrectas y resultan aún peores que aparcar a oído.
Por desgracia no queda otra que hacer este tipo de “trucos” dado que los diseñadores de aparcamientos siguen empeñados en crear plazas ideales para coches de medio metro de longitud.