Un gasto o una inversión

Topes de hule para parking
Recuerdo la expresión de asombro e incredulidad del turista británico que al estacionar en el estacionamiento del hotel embistió sin querer la pared que separaba el estacionamiento del hall de entrada.

Bajo del coche con una cara de culpa y rojo de vergüenza. No hablaba el idioma y aunque yo algo entiendo no me atrevía a acercarme pues no sabía bien que podía decirle, aparte de manifestarle mi solidaridad por el mal momento que estaba pasando. La verdad es que llegó a retroceder un poco rápido. El estampido del choque hizo arrimar al ventanal del hall, tanto a empleados como a turistas.

No pasaron más de diez minutos del episodio durante los cuales  entre gestos de comprensión por parte del recepcionista, que salió inmediatamente a ver si todos estaban bien, y de exagerados pedidos de disculpa por parte del recién llegado visitante, cuando vimos que del otro lado del estacionamiento en el lugar reservado al coche del gerente estacionaba un coche rojo que rebotó como si fuera de goma. Había envestido el primero de una serie de topes de tránsito  que el hotel estaba instalando en la semana. El turista se dio cuenta que había elegido mal el lugar para estacionar.

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