Una de las ventajas de los coches modernos es que los sensores de aparcamiento permiten saber en todo momento si uno está aparcando correctamente (en el sentido de no golpear nada durante la maniobra de aparcamiento); igualmente, algunos coches no incorporan este sistema de forma que algo tan simple como unos topes de estacionamiento es más que suficiente para ayudar en la maniobra de estacionamiento dentro del garaje privado.
El funcionamiento de estos topes es tan simple como uno se puede estar imaginando: cuando las ruedas del coche tocan el tope el conductor sabe que tiene que frenar, y dado que el tope está colocado de manera que el coche cuando lo toca no llega a rozar ningún muro lo cierto es que el conductor puede estar mucho más tranquilo en el momento de volver de una larga jornada de trabajo para estacionar el coche en su plaza de aparcamiento.
No hay que olvidar que hoy en día las plazas de estacionamiento misteriosamente se diseñan haciéndolas cada vez más minúsculas, de forma que a poco que uno tenga un coche algo más grande lo normal el conductor ya se las puede ver y desear para estacionar sin dañar ninguna parte del vehículo; con un tope de estacionamiento la maniobra es pan comido de forma que cualquiera puede encajar el coche a la perfección en su sitio. Esto ayuda a evitar tener que estar dando partes al seguro cada dos por tres para pintar el coche debido a los arañazos, ya que tarde o temprano la compañía aseguradora acaba por inflar la cuota anual de manera que ya no sale tan rentable seguir con el “truco”.